Empieza por retirar la cabeza a los langostinos y pelarlos. Una vez limpios, puedes disponerlos en una fuente apta para el horno.
Derrite la mantequilla y échala sobre los langostinos. Añade los ajos muy picados, la sal, la pimienta y la guindilla. Por último, rocía con el zumo de limón y el vino blanco. Remueve todo para que los langostinos se impregnen bien con los demás ingredientes y mete la fuente en el horno precalentado a 200ºC durante 10-13 minutos.
Mientras, pon una olla con agua al fuego. Cuando hierva, añade un puñadito de sal gorda y los tallarines. Deja que cuezan el tiempo indicado en el paquete.
Saca los langostinos del horno. Cuando los tallarines estén listos, escúrrelos y viértelos en la fuente junto con los langostinos. Mezcla con cuidado para que la pasta absorba los jugos que han soltado en el horno. Espolvorea con perejil picado y sirve.